Cálido deseo…
Narración: Claudia.
Giro sobre
la cama y suspiro feliz. No es que el sueño que acababa de tener haya sido de
maravilla… sino el placer de haber dormido hasta tarde. Oh sí. Tomo el celular
y no me sorprendo al ver la hora: 12:30 am, excelente hora para despertarse un
sábado. Me pongo en pie y bajo en pijamas hasta la cocina en dónde el olor a
comida ya inunda la casa.
—Buenos días —dicen mis padres.
—Hola —sonrío con suficiencia.
—Es sábado —comenta mi madre.
—Ajá…
—¿Qué planes tienes? —alza una ceja con curiosidad.
—Salir… —digo sonriendo— con mi novio.
—Hablando de ese chico —comienza mi padre, pero calla
ante la mirada malhumorada que le damos mi madre y yo— Okay, okay… no diré
nada.
—Relájate papá… No pasa nada. Andrés es un santo.
—Sí, sí, como no…
Rodeo los
ojos. No entendía cuál era su problema con él. Primero que la diferencia de
edad es mucha, luego que la moto es peligrosa ¿con que me saldrá ahora?
Suspiro. Mamá suele tranquilizarme diciendo que son sólo celos de padre, pero
¿ya basta, no? Subí a mi pieza a darme un baño y no tener que andar corriendo
después.
Ayer en la
noche me desvelé hablando por celular con Andrés luego que viniera a dejarme.
Si descontamos todas las estupideces que estuvimos hablando, habíamos llegado a
un acuerdo de salir hoy, y la verdad es que estaba bastante ansiosa. Bueno…
salir con Andrés ya me ponía nerviosa. Negué lentamente con una sonrisa
estúpida en mi rostro antes de entrar en la ducha.
Narración: Carla
—¡Ya voy, Mia!
Nadie podía
tocar más fuerte la puerta que ella. Pero ¿a qué vino? Son recién las cuatro de
la tarde. Caminé hasta la puerta y le abrí con la mejor sonrisa.
—¡Son las cuatro! —me chilló.
—¿Y? …
—¡Tenemos que arreglarte para hoy en la noche!
—Uh —hice una mueca— sabes que no me gusta mucho este
tipo de cosas, Mia.
—Lo sé, lo sé, pero vamos a ir porque todos irán y
será entretenido y porque…
—Porque ira ese… ¿Cómo se llama? ¿Lucas? —dije
molestándola.
—No —me sacó la lengua— Porque ya le dijiste a Max que
irías ¡y porque él te invitó mujer! ¿O me vas a decir que no te apetece ir?
—La verdad es que no.
—Ay, Carla, todavía no aprendes a mentir bien.
Parece que
de esta no me iba a escapar… pero de esta sí que tenía ganas de no escaparme.
No soy de las que transitan comúnmente en los pubs y cosas por el estilo, pero
es momento de divertirse un rato ¿no? Además hay que celebrar que logré pasar
ese examen que me había tenido días en vela. ¡Ya! Es sólo una vez ¿Qué puede
pasar?
—Así me gusta —dijo ante mi sonrisa— Ahora déjame ver
tu ropa y elegir con que irás.
—¿Y tú te encargaras de eso? —pregunté asustada.
—¡Obvio que sí! Ya verás cómo Maximiliano Díaz
terminará babeando por ti esta noche.
Narración: Alex.
—Por… el… amor… de… ¡Dios! —exclamó Iván.
—No me mires así… Decidí que era mejor soltarlo todo
antes de que las cosas se pusieran más feas… aún.
—Woou —dijo aún atónito— Pero hay cosas que no calzan.
O yo no entendí bien… Cuando fuiste, Gaby habló primero y dijo que lo de
ustedes iba mal y que en verdad ella estaba interesada en Javier ¿no?
—Exactamente…
—Entonces… ¿Porque sale hecha una furia después que tú
le dices que te gusta Belén?
—Y eso es lo que yo tampoco entiendo —niego— ¿Sabes?
Yo sabía que tarde o temprano me vendría a decir eso, y no podía reprochárselo.
Pero no entiendo porque no puede ser justa conmigo.
—Que complicadas son las mujeres… Pero bueno, ¿Qué
pasa con Belén?
—No me habla, ni me contesta el celular —gruño
—Oh, hombre… esto está bastante jodido.
—No pensé que terminaría todo así —me agarro la
cabeza— ¿Qué hago ahora?
—Paciencia amigo, paciencia…
¿Paciencia?
¿Hasta cuándo? ¿Por qué salía todo tan mal si había dicho la verdad para no
dañar a nadie más? ¿Por qué Gaby se molesta? No es que yo me haya sentido muy
bien cuando escuché que quería intentarlo con Javier, pero ¿Por qué no puede
hacer lo mismo conmigo?
Narración: Max.
—¡Pareces mi novia! —reí.
—Bueno no lo seré, pero soy tu hermana —respondió
desde el otro lado de la línea.
—Sabes que me cuidaré, Clau, nunca se me ha pasado la
mano.
—Nunca digas nunca, hermanito. Eso tú bien lo sabes
—me recordó.
—¡Ya, ya, ya! No te pongas como mamá ¿sí? Es sólo una
noche de amigos y un par de tragos, nada más.
—Bien, confiaré en ti —respondió— Que te vaya bien,
disfruta.
—Y tú igual… ¿te verás con Andrés?
—Eh… no lo creo. Yo igual saldré esta noche a algún
pub.
—Claudia…
—¡Era broma, tonto! —La escuché reírse— Sí, me juntaré
con él.
Uf. Si
alguien me hubiera dicho un mes atrás que me alegraría de que Andrés saliera
con mi hermana… no me lo creería. Las cosas de la vida, ¿no?
—Eso si esta mejor —asentí— Entonces que te vaya bien
con él.
—Gracias…
mándale saludos de Carla de mi parte.
—Sí, obvio, se los daré.
—Y la cuidas, Max —puse los ojos en blancos— que no le
pase nada.
—¡Claudia, por Dios! No eres su mamá tampoco.
—Lo sé, pero a ambos los quiero así que si les pasa
algo, espero que sea sólo una resaca fuerte ¿eh?
—Y de seguro los será —reí con ella— Te mando un beso,
Clau, y mándale saludos a Andrés también.
—Okay, adiós.
¿Es que esta
cabra chica se creía mi mamá? Jajajaja. Definitivamente se preocupaba más que
nuestra madre, pero era bueno tenerla como hermana. Gracias a Dios todos los
problemas que habíamos tenido se habían resuelto. Sé que casi el noventa y
nueve por ciento de los problemas fueron por mi culpa, yo fui el que metió la
pata, pero creo que logré solucionarlo de la forma que mejor se podía. Pero jamás
me perdonaré en como la traté y en cómo le hice todo eso. Pero ya basta, no me
puedo lamentar más, lo hecho, hecho esta y sólo queda esperar que en lo que
venga no la vuelva a embarrar.
Narración: Claudia.
—Toc, toc —dice mi madre al entrar— Romeo espera en la
puerta —dice sonriendo.
—Mamá —río— Okay, voy abajo en un segundo.
Entro al
baño para echarme otra miradita. ¿Todo bien? Oh sí. Salgo del baño, tomo mi
bolso y bajo ansiosa. Me lo encuentro conversando con mi madre en el living. No
hay rastro de mi padre a la vista. ¿Dónde estará?
—Hola —saludo cuando llego abajo.
Andrés se
levanta y me sonríe de esa manera tan… Uf. Se acerca y me da un besito corto en
los labios.
—Bien —digo a mi mamá— nos vamos entonces.
—Que les vaya bien —dice mientras avanzamos a la
puerta— Y tengan cuidado.
—Siempre —le aseguró Andrés.
Salimos de
la casa y al llegar a la moto mi novio me tendió el casco.
—¿Siempre tendré que ocupar esto? —digo molesta al
agarrarlo.
—Es mi moto, así que sí —sonríe.
Le frunzo
el ceño y me subo luego de él. Enciende la moto y nos dirigimos a dónde sea que
vayamos.
Narración: Max.
Me terminé
de arreglar para poder salir de una vez. La verdad es que tenía unas ganas
locas de salir y pasarla bien, hace tiempo que no lo hacía, así que esta noche era
sólo diversión.
—¿Dónde estás?
El celular
volvía a sonar y al contestar me encontré con Mauricio.
—Estoy casi listo, en veinte minutos estoy allá.
—Eres peor que una chica —dijo divertido— vente de una
vez que estas guapas ya están llegando.
—Tranquilo machote, estaré en unos minutos —colgué.
Bien, todo
perfecto. Una última mirada al espejo y nos fuimos.
Narración: Claudia.
—Frutilla… Piña… y….
–¿Pie de limón y Manzana? —ofrece Andrés.
—Ajá.
El chico se
aleja luego de haber anotado los sabores de helados y entra en la cocina.
—¿Crees poder con semejante copa de helado? —dice
Andrés mientras acerca su silla más a mi lado.
—¿Yo? … —bufo— Ya veremos quién gana.
Andrés echa
la cabeza atrás mientras ríe.
—No te rías de mi —le saco la lengua.
Para cuando
Andrés iba a responder, llega nuevamente el chico que nos atendió, pero con la
copa de helado en la bandeja. La deja encima ante la mirada atónita de nosotros,
junto a un par de cucharas. Tomo una y saco un poco de helado.
—Mmm… —digo saboreando con los ojos cerrados—
delicioso.
—¿A ver? —Toma la otra cuchara y es su turno para
probar— Excelente.
—Mm… —tomo un poco de otro y estiro mi mano para dársela
a Andrés— Anda, abre la boca.
Me mira
sonriendo y justo cuando estoy a milímetros de su boca, estampo la cuchara en
su nariz. Me río a más no poder por su cara de asombro.
—Ops —digo inocente— lo siento.
Me mira
fingiendo que está enojado, pero la sonrisa igual se le escapa de su boca. Oh… Seguimos jugando con el helado
mientras lentamente comienza a vaciarse la copa.
—Toma —ahora el me tiende la cuchara— el último trozo
de helado.
Aplaudo
encantada y me acerco para recibirlo. Pero al tenerlo en mis labios, Andrés lo
deja caer por mi barbilla.
—¡Hey! —Exclamo, intentando absorber el helado que
cayó— Que desastre.
Voy a tomar
la servilleta, pero me detiene a medio camino, se acerca y cuidadosamente quita
el helado con su boca. ¡Oh! ¡Diooos! ¡Si estamos en medio te toda esta
gente! Mi rostro rápidamente comienza a sonrojarse, y Andrés sólo sonríe
juguetón.
—Dulce venganza…
Narración: Carla.
—¿Piensas bajarte de este auto de una vez o no?
—volvió a preguntar Mia.
—No —me crucé de brazos.
—¡Uy! —exclamó exasperada.
La vi
bajarse del asiento del conductor y darse la vuelta por delante hasta llegar a
mi lado. Abrió la puerta y me tomó del brazo obligándome a salir.
—¡Mujer! —Exclamó— Relájate y pásalo bien ¿Qué es lo
que te pasa ahora?
—No sé, Mia… —dije incómoda— Sabes que esto no es lo
mío y no estoy acostumbrada a andar así —señalé mi ropa.
—Primero: no es tu ambiente ni el mío, ambas somos
unas extrañas aquí y ¿Qué más da? ¡Es hora de divertirse! Y segundo: ¡estas
guapísima, Carla! ¿Cuál es la diferencia a cómo te viste un día normal? Es tu
ropa la que llevas, le dijiste que no al vestido que te quería prestar… Sólo
que esta vez te preocupaste un poco más de arreglarte, eso es todo, pero sigues
siendo la misma linda Carla.
Me estremezco al pensar en el vestido que me
quería prestar. Es que ni loca me ponía eso… ¡No me tapaba nada!
—Ay, no lo sé… —me removí inquieta.
—Anda, amiga —colocó cada mano en mi hombro y me miró
a los ojos— disfruta ahora, nada de pruebas ni trabajos, sólo nosotras con un
grupo de amigos y una buena música para bailar.
Suspiré.
¿Porque me era tan difícil todo eso? Es solo un pub con un grupo de chicos
intentándola pasar bien. Y sí… me siento guapa, hace tiempo que no lo sentía.
Además… esta él.
—Uf, bien, vamos a dentro de una vez por todas
—sonreí.
—¡Así se habla! —Dijo feliz— Ahora prepárate y deja a
ese Max loquito por ti.
Reí nerviosa.
Max estaba a dentro y ahora pasaríamos esta noche bailando juntos, claro, si es
que yo me atrevía a bailar. ¡Jajajaja!
¿Cuántas veces soñé con algo así? ¡O sólo con el hecho de que me
hablara! Y ahora, éramos amigos.
Unas
cosquillitas me recorrían todo el cuerpo al entrar en ese gran salón. La
oscuridad era la justa y necesaria, con esas luces que continuamente se movían
por todo el local… nada mal hasta ahora. Eso sí, había mucha gente, pero no
lograba estar lleno. Cuando ya pensaba que no lograríamos encontrar a nadie en
este lugar, Mia levantó la mano y saludó a un grupo de chicos que estaban en una
esquina. Uf, ahí estaba. Lentamente nos fuimos acercando entre la gente para
llegar a ellos. En este momento me lamentaba un poco no ser tan social como
Mia, puede que ella no sea una de las más conocidas en la universidad, pero
cuando la conoces te das cuenta que es muy diferente a la imagen de niña tranquila que da.
—¡Hola a todos! —dijo algo más fuerte por la música cuando
llegamos al grupo.
—Hola, Mia —un chico le depositó un beso en la
mejilla.
En ese
momento dejé de prestar atención y sólo fijé mis ojos en Max, que conversaba
con unos amigos por lo que todavía no se percataba de nuestra llegada.
—¡Llegaron las chicas! —dijo este mismo chico que le
había dado un beso a Mia.
De repente
sentí como todas las miradas caían en nosotros, pero no eran miradas asesinas,
sino que todo lo contrario. Fuimos saludando a los que estaban ahí, comentamos
un par de frases con algunos ¡y eso que jamás había hablado con ellos! Esto
estaba siendo genial, pensé sorprendida. Hasta que logré llegar a su lado.
—¡Hey! —me dio un beso en la mejilla— ya pensé que no
lograría dar contigo.
—Jajajaja, no seas tonto —reí.
Cuando miré
hacia el lado, pude encontrarme con Mia conversando con el chico que seguía
siendo un misterio para mí. Al momento en que ella me vio le guiñé un ojo para
darle fuerzas con él, se lo merecía. Me giré nuevamente hacia Max y…
—Oye —lo golpeé un poco en el brazo— ¿Qué miras?
—Eh… a ti —sentí como sus ojos me recorrían de abajo a
arriba— estas muy guapa.
—¿Enserio? —Solté sorprendida— O sea, gracias… —dije
al sonrojarme.
Ninguno de
los dos volvió a hablar. Sólo sentía que su mirada no se apartaba de mí, porque
ese calor que tenía era sólo culpa de él. Decidí correrme a un lado y empezar a
conversar con otro grupo para volver a relajarme. Pero era sumamente consiente
de lo que hacía Max al otro lado.
Narración: Claudia.
–Adelante… —dice haciendo una reverencia para que entrara
en su departamento.
—Gracias, caballero —le sigo la corriente.
Cierra la
puerta detrás de sí y se dirige a la cocina. Le sigo el paso hasta sentarme en
una de las bancas de la mesa que da a esta.
—¿Qué quieres comer?
—Sorpréndeme —le digo guiñando un ojo.
Comienza a
sacar cosas de la cocina, moviéndose de aquí para allá. Me levanto para poner
algo de música en el equipo y vuelvo a la cocina.
—¿Necesitas ayuda?
—Nop —asiente a la mesa— Tú solo mira el espectáculo
que daré.
Río mientras
tomo el vaso que me señalaba y doy un sorbo. Me afirmo de la mesa y me subo a
ella dejando mis pies colgando.
—¿Desde cuándo que vives solo? —pregunto para entablar
conversación.
—Desde… hace un par de años —abre el refrigerador y
saca algo.
—¿Por qué quisiste ese cambio?
—Mm… ¿Mi propio espacio? ¿Más libertad? —Finalmente se
encoge de hombros— No lo sé
Asiento
procesando cada palabra. Claramente que vivir solo sería una gran cantidad de
espacio para uno… pero, no lo sé. No creo que yo sería capaz de tener un
departamento sólo para mí… aún.
—Sabes… mi mamá te ama.
—¿Y eso? —dice girándose a mi sonriendo.
—No lo sé —río de vuelta— Será ese atractivo
irresistible que tienes… quien sabe —me encojo de hombros divertida.
Andrés me
mira sorprendido, pero divertido, deja de hacer lo que hace y se acerca, pone
cada mano a un lado de mí y a unos cuantos centímetros pregunta:
—¿Atractivo irresistible? —alza una ceja.
—Eso fue lo que dije —me muerdo el labio en un intento
de no reír como tonta.
—Interesante —murmura.
—¿Qué es interesante, cariño? —levanto una de mis
manos para acariciar su pelo.
—Pensé que la del atractivo irresistible eras tú —me
mira directamente a los ojos.
Por un
segundo me siento morir en ese mismo instante. Dios. Si hubiera estado de pie, mis piernas hubieran estado como
gelatina. Mi corazón aumenta un poco su actividad y ya lo puedo sentir atacando
mi pecho brutalmente. Le sonrío tímidamente.
—Eso fue lindo… gracias —rozo mi nariz con la suya.
—Cuando quieras, guapa —y entierra sus manos en mi
pelo para acercarme.
Uf, este
hombre me volverá loca…
Narración: Carla.
—¡Estás loca! —grito por sobre la música— No soportaré
otro más.
Mia ríe
escandalosamente mientras aleja el vaso y yo le sigo con mi risa. Uf… la cabeza
me da vueltas… ¿o es el piso el que se mueve? Niego lentamente. Estoy ya fuera
de control… ¡Pero esto es tan divertido! Eso sí: no más tragos. Con los que me
tomé ya… no más.
—¡Oh! ¡Amo esa canción! Ven —mi amiga me toma de la
mano y salimos pitando a la pista, esquivando a los demás— Vamos, Carla, mueve
ese cuerpo.
—You
shout it out but I can't hear a
word you say…
Vuelvo a reír. Pero
la verdad es que tengo ganas de bailar. Debe de ser al alcohol que me tiene
así: fuera de control, algo hiperventilada, y ganas de bailar toda la noche.
Observo a Mia como se mueve, y la verdad es que lo hace bien… Intento seguirle
el ritmo, hasta que lentamente me dejo llevar por la música…
Narración:
Max.
—¡Salud! —Grita Sergio a todo pulmón— No sé
por qué carajo, pero salud igual.
Le sigo con mi vaso y lo choco junto a los
demás. Doy un sorbo largo y tendido. Esto está buenísimo… ¿Porque dejé de salir
por tanto tiempo? La música esta buena y… ¡Hay que disfrutar!
—Hey, Max —me grita
Mauricio desde la otra esquina y me invita a que me acerca a su lado.
Tomo mi vaso nuevamente y paso pidiendo
perdón a los que están cerca.
—Dime —le digo dando
otro sorbo.
—Te sorprenderás al
ver esto —dice con una sonrisa perversa en el rostro. Apunta hasta la pista de
baile con un dedo.
Me cuesta enfocar la vista un poco, pero
luego de unos segundos soy consciente de a quién se refiere. Trago bruscamente.
Para sorpresa mía se me seca la boca. Wou. Carla.
—¿Sorprendente, no?
—Dice alzando la ceja— Si me das permiso, me gustaría bailar con ella.
—Oh, no —lo detengo
con una sonrisa— Ya lo haré yo.
Mauricio se ríe y capto inmediatamente que
esa era su intención. Vuelvo a dar el último trago a mi vaso, y camino hasta la
pista.
Narración: Carla.
–You
shoot me down but I won't fall I
am titanium…
Vuelvo a abrir los
ojos, y nuevamente siento que todo me da vuelta. Mmm… esto no está nada bien,
no debería haberme sobrepasado con los tragos. Pero aun así siento unas ganas nuevas de querer seguir bailando. Veo a Mia que sigue a mi
lado, nos sonreímos y seguimos al ritmo de la música. Alzo mis brazos sobre la
cabeza y cuando vuelvo a cerrar los ojos, siento que alguien toma mis manos. Me
sobresalto, pero para cuando me doy vuelta sonrío estúpidamente al ver a Max.
Se acerca considerablemente… para hablarme al oído.
—Veo que lo estás pasando bien.
—Así es, gracias por invitarme —le susurro en su oído.
Max se aleja y me
sonríe. Nuevamente soy víctima de esa maldita mirada. Vuelva acercarse, pero su
intención es bailar… conmigo. Agradezco a la oscuridad por no delatarme porque
siento el calor en mi cara. Lentamente comienza a moverse conmigo al ritmo de
la música. Esto es tan… De reojo puedo ver a Mia que también está bailando con
alguien. Pero su forma de bailar es descaradamente sexy. ¡Mia! Exclamo en mi
mente sorprendida. Ella está de espalda a su pareja, mientras él la sostiene
por la cintura. Mmm… sin saber cómo, termino dándome vueltas al igual que ella,
y luego siento las manos de Max en mis caderas… ¡Oh! … Espero no arrepentirme
de esto mañana.
Narración: Claudia.
—¡Mierda! —Me levantó rápidamente del sillón alterada— ¡Es
muy tarde!
Me calzo los
zapatos corriendo, tomo mi chaqueta de la silla, mi bolso, todo a la velocidad
de la luz, rompiendo totalmente el ambiente romántico que había hace un
segundo.
—¡No te rías! —Le recrimino a Andrés— Me van a retar, es
súper tarde.
—No te pueden retar si no llegas.
—¿Ah? —pregunto calzándome el último zapato.
Andrés se levanta
del sillón en el cual estábamos acostados segundos atrás. Se acerca y parece
tramar algo que le causa gracias.
—Quédate aquí.
—¿Ah? —le vuelvo a preguntar.
—Quédate esta noche aquí, conmigo.
¿Ah? Lo miro detenidamente y me doy
cuenta de que no es una broma. ¿De verdad me está pidiendo…? No sé si es por lo
nerviosa que me pongo de repente, pero me echo a reír como una loca.
—¿No crees que es una locura? —digo entre carcajada— Mi papá
te mataría sí tan sólo le preguntara.
—¿Y quién dijo que le diremos exactamente que te quedarás
aquí? —recalca la última palabra.
—¿Entonces dónde? —Lo miro curiosa— ¿Tienes un plan?
—Uno que se me acaba de ocurrir… Dile que te quedas a dormir
en la casa de alguna amiga tuya. Así no sospecharan nada —sonríe orgulloso de
sí.
¡Oh por Dios estaba
hablando en serio! Mi boca se desencaja un poco. ¿Pasar la noche? ¿Aquí? ¡Oh!…
siento como algo dentro de mí se comienza a remover de forma nerviosa.
¿Quedarme? ¡Dios! ¡Quiere que me quede! Repito nuevamente en mi mente.
—Anda… —se acerca y me rodea con un brazo— ¿Te quedas?
Trago sonoramente.
¿Lo hago? No es que… vaya a ocurrir algo fuera de lo normal ¿no? Tan sólo pasar
la noche… con tu novio. ¡Pasar la noche! Creo que estoy perdiendo los estribos.
—No… no sé si es buena idea —murmuro.
—¿Por qué? —La angustia de Andrés es palpable— ¿no quieres?
¿Si no quiero?…
Pues la verdad… sí. ¿O no? Sí. ¡Pero la ida me pone nerviosísima!
—Uf —suspiro algo acalorada— Bien, me quedo. Eso sí —digo
ante la sonrisa que me regalaba— deja llamar a mi madre primero.
Andrés asiente
obedientemente y se aleja para darme espacio. Revuelvo en mi cartera hasta que
doy con mi celular, decido salir a la terraza mientras marco el número.
—Hola, mamá.
—Claudia, ¿Dónde estás? Es tarde —me regaña.
—Lo sé… pero es que —uf, aquí va la mentira— Andrés me pasó a
dejar a la casa de Belén porque tuvo un problema, así que hemos organizado una
pijamada ¿me puedo quedar?
—¿Qué la pasó? —pregunta preocupada.
—Oh, ya sabes… problemas de chicas, mamá. ¿Puedo pasar la
noche aquí?
—Bien… —dice no muy segura— Te cuidas.
—Gracias, mamá.
Uf… eso estuvo
cerca. ¿Habrá notada que he mentido? Imploraré a los dioses para que no. Busco
el número de Belén ahora y lo marco.
—Hola, fea —responde.
—Hey… hola ¿Cómo estás? ¿Mejor?
—Eh… no —puedo captar por su voz que no puede hablar mucho.
—Oh, ¿hay alguien a tu lado?
—Afirmativo.
—Bien, mira quiero que me hagas un favor —inspiro— Si mi mamá
llama, dile que estoy en tu casa y que hemos improvisado una pijamada porque tu
tuviste algunos problemas.
—¿Pijamada? ¿Qué pasa, Clau?
—Nada… sólo que —titubeó un poco— Me quedaré con Andrés,
entonces mi mamá no me iba a dejar si le decía eso.
—¡¿Te quedarás con Andrés?!
—Dios, no grites —alejo un poco el celular— Sí… ¿me ayudas?
—¿Estás segura de lo que haces? —pregunta preocupada.
—Pues claro que sí…
—Bien, te cubriré. Pero cuidado, Clau.
—Sabes que lo tendré… Gracias.
Cuelgo la llamada
y suspiro. ¿Esto está bien, no? Tiene que estarlo. Oh si no… No sé qué…
—Entonces… ¿te quedas?
La voz de Andrés
cerca de mi oído me hace sobresaltar más de la cuenta. Mierda, los nervios. Me
giro y le sonrío abiertamente.
—Así es, me quedo contigo.
Narración: Carla.
—¡Uy! Lo siento —reí de nuevo.
—Carla… —Max reía conmigo.
Rápidamente
corrió hacia mi lado para ayudarme a levantarme. Sentía su mano pasar por mi
cintura y como él dejaba que yo pasara otra por sus hombros.
—Es culpa del trago… Arg, soy un desastre.
Volví a
tropezar con mis propios pies. Al parecer eso desesperó a Max porque
rápidamente pasó uno de sus brazos por mis piernas para tomarme.
—¡Hey! No te aproveches niño bonito —lo detuve.
—Tú no te aproveches, niña bonita.
Jeje, niña bonita. Sentía como Max subía
los escalones del edificio hasta que se detuvo en un momento.
—Okay, bájame aquí —le pedí.
Al volver al
suelo, me costó mantenerme en equilibrio de nuevo, pero ahí estaba la mano de
Max para sostenerme. Encontré las llaves de mi casa en mi bolso y logré abrir
sin problemas.
—Eh, al fin en casa —dije al entrar.
Max se quedó
parado en la puerta. No pude diferenciar cuales eran sus intenciones o ideas en
ese momento.
—Anda, pasa —le dije.
Caí en uno
de los sillones y suspiré.
—Qué noche —sonreí— Jamás me había divertido así.
—Ves de lo que te pierdes de vez en cuando, cabecita
—al sentarse a mi lado golpeó un par de veces mi cabeza con uno de sus dedos.
—Entonces desde ahora ¡seré otra Carla! —reí, y luego
me sobe la cabeza. Uh, no más alcohol, no más alcohol.
—No exageres, a mí me gusta la otra Carla también.
—¿Y crees que te daré en el gusto? Nah, ni lo creas
—bromeé.
Me levanté
para ir a la cocina y buscar algo para tomar.
—¿Quieres algo, Max? —grité desde ahí.
—Bueno, lo que tengas.
Serví dos
vasos de bebida, porque no tenía tragos y porque la verdad no soportaría otro
más.
—Toma.
Le di su
vaso y volví a sentarme a su lado.
—¿Te gustaría volver a repetir algo como esta noche?
—me preguntó.
—¡Claro! Pero tampoco saldría todas las noches… no es
para tanto.
Max comenzó a
reír de mí.
—Oye… —lo golpeé.
Narración: Max.
¿Dónde había
estado esta Carla todo este tiempo? Sabía que tenía un lado divertido, y aquí
estaba. Puede que los tragos que se haya tomado también sean un poco culpables,
pero era divertido verla así además… que sí que estaba guapa.
—Uh, estos
pantalones ya me están matando —se quejó.
—Quítatelos.
—¡Ah…! Lo que querías —me acusó con su dedo.
¿Cómo no me
iba a reír de esta Carla?
—Sí que eres un chiste, tú ¿eh? No conocía este lado
tuyo.
—Pues claro que no, con lo nerviosa que me pongo.
—¿Nerviosa? —la miro sorprendido.
Narración: Carla.
—Ajá, nerviosa —asentí— tú ponesss nerviosa a
cualquier chhica —dije arrastrando las palabras. Mm… no más tragos, repetí.
—¿Te pongo nerviosa? —Max se acomodó mejor a mi lado.
—Anda, ya. Eres demasiado ciego, Max.
—Sí que te afectó el alcohol ¿eh?
—¿A mí? ¡A ti!
¿No te has escuchado toda la noche? —Lo miré sonriendo— “Carla estas hermosa”
“Carla… ¿Por qué no te vi antes?” —intenté imitar su voz.
—Eso es una mezcla entre el alcohol y tú… porque de
verdad estas guapa.
—Gracias… de nuevo —le guiñé un ojo.
Iba a
pararme para dejar el vaso nuevamente en la cocina, pero al levantarme se me
enredaron los pies con los de Max y terminé cayendo en sus piernas.
—¡Lo siento! —Dije entre risas— Lo siento, Max.
—Eres un caso perdido, Carlita —me removió el pelo.
—¿Carlita? —lo miré a los ojos.
—¿No te gusta?
—Sí… me gusta bastante —sonreí.
Esta vez sí
que tomé mayor cuidado en levantarme, pero no fueron mis pies los que se
engancharon. Sentí que alguien tomaba una de mis manos y volvía a jalarme hacia
el sillón.
—¿Qué haces? —me quejé.
Pero al
mirarlo, me encontré con su rostro a centímetros del mío. Max estaba cerca de
mí, cerquísima.
—¿Qu… que ha-haces? —volví a preguntar.
De repente
sentí como una de sus manos subía hasta mi rostro y comenzaba a acariciarme.
¿Qué estaba pasando? Si apenas era consciente de lo que pensaba estando lejos
de él y ahora… nada tenía sentido.
—No sé lo que me pasa —me dijo Max.
—¿Cómo que no sabes?
Mirar sus
ojos tan de cerca lograba descontrolar mi pulso, y era obvio que él era
consciente de eso. Lentamente, como si se tratara de una película en cámara
lenta, vi como su rostro restaba distancia del mío, un centímetro menos, y
otro…
—¿Qué vas a hacer Max? —susurré en un tono apenas
audible.
Mi
respiración se hizo más pesada. Podía escuchar la de él también. ¿Qué iba a
hacer? Clavó sus ojos en mí, y lentamente, tomándose cada segundo de su tiempo,
como si esperara a que yo me alejara, se acercó hasta que nuestros labios se
rosaron. Y luego perdí el control. Agarre su rostro frenéticamente, sin saber y
a la vez sabiendo lo que hacía. ¡Lo estaba besando! Inspiré, mientras seguía
besándome como si no hubiera mañana. ¡Dios! ¿Qué estamos haciendo? Me
preguntaba, pero luego no perdía tiempo en eso. Solté su cara mientras él
posaba las suyas en mi cintura, espalda, rostro… Caricias, besos, uf… Me alejé
un centímetro en busca de aire y el prosiguió con sus besos por mi cuello… y luego sólo me dejé llevar.
Narración: Claudia.
—Toma, ten esta polera mía.
La saqué de
sus manos y me dirigí al baño. Me recosté en la puerta y me quedé ahí por unos
minutos. ¿Por qué no dejaba de sentirme nerviosa? ¡Vamos! No es que vaya a
pasar algo… Aunque… Sentía como un calor
comenzaba a inundarme… Cálmate Claudia, se trata sólo de Andrés… Me cambié de
ropa, dejé la mía colgada en el baño y me puse esa polera qua Andrés me había
ofrecido. Era algo grande pero era mejor que dormir con mi ropa. Me miré en el
espejo y noté que mis mejillas estaban algo sonrojadas. Uf. Tomé mi última
bocanada de aire antes de arrepentirme de todo esto y salí del baño. Cuando entré
a la pieza él no estaba cerca, pero lo escuchaba dentro de su closet. No sabía
si sentarme en la cama o si quedarme parada. ¡Los nervios me desesperaban! Iba
a acostarme cuando encontré una foto en su velador. Estaba él, con su madre, el
novio de ella y su hermana. La foto no era muy reciente, se notaba en la edad
de la pequeña. No sabía si tenía que sentirme feliz por esa gran familia que
tenían o si me tenía que sentir mal porque el verdadero padre de Andrés jamás
estuvo con ellos. Pero no tuve mucho
tiempo para pensar en eso…
—Que es lo que veo aquí…
Me di vuelta
al sentir la voz de Andrés y… Oh. Dios. Sin
polera. Sin. Polera. Mierda. Automáticamente mi vista se fijó en el abdomen de
él y… vamos, un estudiante en práctica de educación física no puede tener un
mal cuerpo. No es que nunca lo haya visto sin polera, pero es que… Me mordí el labio… él era mi novio ¡Ja! Pero después de haberlo estudiado de pies a cabeza me
di cuenta de que él hacía lo mismo conmigo, veía sus ojos recorrerme y eso me
dejaba los nervios de punto. Sí, me sonrojé.
—Mm… —comenzó— definitivamente esa polera te queda
mejor a ti que a mí.
Reí
nerviosa.
—Me gusta esta foto
con tu familia.
—Es hace tres años —se acercó hacía mi— y la verdad a
mí también me gusta —me sonrió.
Definitivamente no tengo autocontrol. Me era imposible no mirarlo… mi
pulso ya entraba a una categoría peligrosa para la salud. Detente, detente,
detente. Me giré hacia otro lado y dejé la foto donde estaba. Andrés saltó
sobra su cama y se acostó con los brazos detrás de la cabeza. Tímidamente me
subí a ella y me senté a su lado, de frente para poder mirarlo.
—¿Estas bien? —me preguntó.
Bajé la
vista a mis manos. ¿Bien? Sí, estaba
bien. Excelente. ¡Pero demasiado nerviosa! ¿Por qué? Ni idea. Andrés se
sentó y se acercó un poco, alzó la mano para levantar mi cara desde la
barbilla. ¿Era yo sólo consciente de esta extraña conexión que había ahora? ¿O
es que ya me estoy volviendo loca?
—¿Pasa algo? —preguntó preocupado.
—No… no pasa nada —le sonreí, y le acaricie la pierna
para que se tranquilizará.
—No hagas eso —ahogó una risa.
—¿Qué cosa?
—Tocarme.
Lo miré
curiosa hasta que caí en la cuenta y sonreí ampliamente.
—¡Oh! Te pillé —reí— Eres cosquilloso.
Andrés se
bajó de la cama con las manos al frente.
—Ni se te ocurra —amenazó.
—Ya… relájate cariño, no haré nada.
Le costó
unos minutos volver a recostarse en la cama.
—Ja, caíste —reí maliciosamente antes de saltar sobre
él. Intenté negar el hecho de estar sobre el abdomen desnudo de Andrés mientras
le hacía cosquillas y disfruta de mi venganza.
—¡Claudia! —gritó desesperado entre carcajadas.
Reí con él
hasta que las lágrimas comenzarán a salir. Se removía de bajo de mí, inquieto.
Era adorable verlo así. Riendo a carcajadas mientras echaba la cabeza hacía
atrás. Mis fuerzas ya flaqueaban y el no dudó en aprovecharse de eso.
—¡Oh! —exclamé cuando tomó de mis muñecas y me tumbó
sobré la cama. Ahora yo estaba totalmente inmóvil bajo de él.
—¿Quién ríe ahora, preciosa? —dijo sin aliento.
Me atacó
como si se le fuera la vida en hacerme cosquillas. Oh…
No… Me faltaba el
aire luego de unos minutos. Andrés me dio un besito en los labios y luego se
tumbó a mi lado. Esperamos unos minutos a que nuestras respiraciones se
calmaran luego de… todo esto. Un poco más relajada volví a tumbarme sobre él a
horcajadas y apoyé cada mano al lado de su rostro.
—Te aprovechas de mí, eh —lo acusé.
—¿Yo? —Fingió indignación— Que mal piensas de mí…
Reímos como
estúpidos. Me acerqué para rozar nuestras narices en un beso esquimal. Al
volver a levantarme Andrés me quedó mirando intensamente. Algo se removió
dentro de mí, inquieto, latente, ansioso, feliz, mil emociones en un segundo.
—Me encantas —enterró sus manos en mi pelo— Y cada
segundo contigo es mejor que el anterior.
Sonreí
nerviosa y me acerqué a él para besarlo. Dejé que cada terminación nerviosa
cobrara vida por sí sola con este beso. Podía sentir expandirse por todo mi
cuerpo algo cálido y acogedor, avasallador y tranquilizante a la vez. Mis manos
comenzaron a tener vida propia mientras recorrían su rostro, su cuello… Pero no, quería más. Bajé a recorrer su torso,
algo que jamás me había atrevido a hacer pero que ahora parecía ser normal.
Sentir su abdomen bajo mis manos… Mi respiración se volvió más pesada, grave,
como la de él. Sentí su mano bajar por mi brazo hasta llegar a mi cintura par
apegarme más a él. Ganas de restar más la distancia me sobrepasaron… Agarré su
cara con las dos manos y lo acerqué más. Apenas ya podía pensar en lo que hacía.
Sólo era consciente de tres cosas: mis manos recorriendo su cuerpo, sus manos
recorriendo el mío y nuestros labios buscando más. Me alejé lentamente para
tomar algo de aire, pero al separarme ya lo extrañaba de nuevo. ¿Qué está
pasando? Volví a acercarme de a poco, clavé mis ojos en los suyos, y con una
seguridad que jamás había tenido tomé su labio inferior entre mis dientes. Mmm…
Algo en el fondo de los ojos de Andrés me hizo sonreír… Algo llamando… Deseo. Solté su labio y sonreí. Unas de
sus manos, subió a mi rostro y lo acarició con cuidado. En un segundo Andrés me
tumbó abajo y ahogué una risita. Mi cabeza ya no dejaba de dar vueltas porque
la falta de aire era notoria, pero no me importaba. Esperen… ¿Qué está pasando?
Ahora ero yo quién lo miraba desde abajo. Se acercó nuevamente a mi boca. El
fuego volvió a alojarse en la parte baja de mi estómago. Jadeé al sentir sus
labios en mi cuello, en mi oído… Rocé su espalda con mis dedos… Oh, su espalda. Desde el fondo de mi
cabeza, la voz de Belén me llegó desde lo lejos diciendo “¿estás segura de lo que haces?” ¿Qué estaba haciendo? Sólo pensaba
en Andrés y las desesperantes ganas de besarlo más aún. Di un respingo al
sentir la mano de Andrés acariciarme la pierna. Ahí las cosas comenzaron a
aclararse. ¿Qué estaba haciendo? Dios, ¿Qué estaba haciendo? ¿Iba a…? De a poco
fui más consciente de todo.
—Hey, amor… —intenté hablar entre sus besos, pero al
parecer no escuchaba— Andrés para —lo aparté lentamente.
Se dio
cuenta de que estaba deteniendo todo esto. Lentamente se levantó y vi en sus
ojos un sentimiento espantoso: culpabilidad. Oh, no…
—Lo… lo siento —se disculpó completamente dolido.
Me senté en
la cama mientras volvía a recuperar mi respiración. ¿Estuvimos a punto de…? No
sabía que decir. Ambos ni si quiera nos mirábamos. Esto no debería ser así.
Cuando iba a decirle algo él me interrumpió serio.
—Creo que ya es hora de dormir —ni si quiera me miró—
tú quédate aquí y yo… yo dormiré en otro lado.
Tomó una de
las almohadas y se fue de la pieza dejándome completamente sola.
¿Qué había
hecho? ¿Qué había pasado? ¿Qué…? Sentí como un dolor en el pecho no me dejaba
respirar. Y luego sentí mis ojos escocer, hasta que una lágrima cayó…
Me removía en
la cama. Tan sólo de recordar sus manos en mi rostro, en mi cuerpo… Sabía que
lo amaba. Y ahora muy bien sabía que lo deseaba. Pero… ¿no era muy pronto?
Además ¿estaba yo preparada para dar ese paso? Suspire, y giré hacia un lado.
¿Por qué salió corriendo así? ¿Estaba enojado? ¿Se sintió mal? ¿De verdad él quería
seguir más allá? Me senté en la cama.
Estaba enojada, frustrada, agobiada… y dolida. Esto no puede ser así. La idea
no era que él estuviera allá y yo aquí. Con algo de miedo me levanté y salí a
buscarlo. Llegué al living y lo vi acostado en el sillón viendo el techo.
—Andrés…
Se levantó sorprendido.
Me acerqué hacía él, negué ante el gesto que me hacía para sentarme su lado,
sino que me senté sobre sus piernas. Inmediatamente él me rodeo con sus brazos,
pero las palabras que quería decirle me costaron mucho que salieran.
—Ven conmigo… —dije al fin.
—Claudia… —dijo no muy seguro pasando una de sus manos
por el pelo.
—¡Lo siento! —Dije triste— Siento todo eso, es que… no
sé qué pasó… y… me asusté un poco, me… no sabía lo que pasaba… —tartamudeaba en
un intento de explicarlo todo.
—¿Por qué me pides perdón? —Me miró incrédulo— Yo
tengo que pedirte perdón. A mí se me escaparon las cosas de las manos y eso… no
estuvo para nada bien —tomó su rostro por unos segundos, verdaderamente
mortificado. Oh, Andrés. Levantó su
rostro y me miró apenado — Lo siento,
de verdad, no volverá a pasar.
Sonreí algo
más tranquila, pero no me gustaba la idea de que él pensara que la culpa era
sólo suya.
—Ven conmigo ¿sí? —Me levanté dando por terminado
nuestro malentendido. — no quiero estar en esa pieza sola.
Parecía
dudar un poco todavía.
—Además me quedé para estar contigo ¿no? Tú me pediste
que me quedara.
Con una
pequeña sonrisita se levantó, tomó de mi mano para ir a la pieza.
Me acosté
entre las sábanas y Andrés lo hizo unos segundos después de que apagara las
luces. Se acostó, pero se quedó en su lado, de espalda a un metro de mí. ¿Es
enserio? Enfurruñada me acerqué más a él y me acurruqué a su lado. Escuché su
risa y luego lo sentí darse vuelta y acomodarse a mi lado. Entrelacé mis
piernas con las suyas, lo rodé con un brazo y el pasó uno encima de mi
atrayéndome a él. Suspiré satisfecha. Así tenía que ser.
—Te quiero, Andrés —le susurré después de unos
minutos.
—Y tú no tienes ni idea de cuánto yo a ti —y sentí sus
labios en mi frente.
***************************************
¡Y después de este mega capítulo no escribo en un mes! :D
Ok' no :)
Tanto que les prometí una maratón o varios capítulos ¡Aquí está! :)
Tanto que les prometí una maratón o varios capítulos ¡Aquí está! :)
Uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuf !
Por favor por favor les tengo que pedir que comenteeen *-*
¿Que les pareció este cap cargado de pasión, amor, besos, caricias? :$
Es la capitulo más largo en la vida .--. y me haría tan feliz que lo comentaran :3
Puede que algunos hayan rodeado los ojos, o hicieron caso omiso, o otros comenzaron a rodar por el piso con una sonrisa en la cara ante tanto amor y pasión, pero
les prometo que hago lo posible por no hacerla tan... empalagosa xD
Y lo intento, de verdad lo intento al escribir sin tanto corazón y flores jajaja :) Pero bueno... a veces no lo puedo evitar :$ Yo soy todo flores y corazones *-*
Así que comenten y díganme si les gustó, o si no sé... no les gustó tanto... ¡lo que sea! :)
IMPORTANTE:
Como ven... entre Claudia y Andrés .. uuuf! ... lo único que puedo decir :D jajaja
Okay, chao bromas, esto es importante. Lo que quiero preguntarles es si les gustaría que las cosas entre esta parejita pasaran al otro nivel :$ Ya saben a lo que me refiero.
Estoy de verdad algo confundida con eso :S No sé si escribirlo o no .-.
No es que vaya a escribir de manera descriptiva lo que es el sexo :| Dios no! :$
Así que como ustedes son los que leen esta novela, estará en sus manos esa decisión :O
Y no me digan: Has lo que quieras Rommy, todo será lindo igual. No ¬¬'
Así que arriba arriba en la página, lado derecho en dónde comienza el capítulo va a ver una encuesta.
Tan sólo te toma unos segundos en votar por tu opción favorita :)
¡Vota ya! :D
Bien... creo que este es mi aporte hoy.
No prometo hacer otro capítulo mega largo porque no sé si me dará, y porque soy consciente de que hay un montón de ustedes que se le 39472947 blogs más D:
De verdad espero que lo hayan disfrutado *-* DE VERDAD!!
¡Les deseo un muy feliz año nuevo a cada uno de ustedes!
Que este 2013 este cargado de buena vibra, buenas noticias, y pura buena onda :)
Y de verdad espero seguir con ustedes todo el próximo año :)
¡Si ya los quiero tanto! *-*
¡Un abrazo de oso!
Por si se preguntaban que canción es la de la fiesta *-*
Es Titanium de David Guetta
Uy! Esta canción me trae tantos recuerdos de Brasil :$ Jo!